Como si fuera ella la que nos empuja y no nosotros a ella, emergió Ustrasana.
Los resultados sorprendentes!
Tal y como prometió el profe, era probable que quizás si el contacto con la pared nos mantuviera empujados, y pudieramos sentir la invitación de la parte superior del pecho, el cuello y los ojos a ir hacia atrás en arco, tal vez, seríamos capaces de conectar su caída como una cascada, hacia el suelo.
Y así fue.
Gracias maestro, honro tu presencia en la sesión con estas excelentes aperturas.
MI ALMA SALUDA A TU ALMA
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